Como todos los días

Juan, como todos los días. Que hunde el cuchillo en la carne de un animal muerto, que quita la grasa y enjuaga la sangre. Que mira pasar las horas y piensa que es tiempo que se le va. Que espera un rato libre para hojear el diario. Que cuando no hay clientes sube el volumen de la radio y toma un mate amargo. Que espera el domingo para disfrutar la siesta. Que se despierta de madrugada y sin protestar sube la persiana del local cuando apenas ha salido el sol. Que anota el fiado en una libreta ajada. Que vive en el mismo barrio donde nacieron sus padres y no se frustra. Juan, que sabe que lo único que se olvida es la repetición. Y a pesar de eso, la vuelve a esperar.

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