La profesora de guión de una escuela de cine dijo a los alumnos de su clase: un personaje siempre va en busca de lo que quiere para descubrir lo que necesita.
El director de la escuela, que la escuchaba tras la puerta, hizo esa misma noche su propia versión, mientras cenaba con su familia: un personaje siempre va en busca de lo que necesita para descubrir lo que quiere.
Al día siguiente, la esposa del director de la escuela intentó reproducir la idea en la peluquería: una persona siempre que busca algo que quiere, lo abandona por algo que necesita.
Seis horas después, mientras la peluquera volvía a su casa, le comentó a un señor que iba sentado a su lado en el colectivo: me he pasado toda la vida tratando de tener las cosas que quiero, y me he olvidado de las que necesito.
Apenas un rato más tarde, ese mismo señor se metió en su cama de sábanas húmedas y después de apagar la luz del dormitorio, le susurró a su mujer que era maestra: mi amor, cuando te conocí deje de buscar lo que quería porque encontré lo que necesitaba.
A la mañana siguiente, la maestra empezó la clase de historia interrogando a sus alumnos adolescentes: ¿qué prócer les parece más valiente el que va en busca lo que necesita, o el que va en busca de lo que quiere?
Un poco más tarde, en uno de los recreos, una alumna preguntó a su novio: ¿estas conmigo porque me querés o porque me necesitás?
El pobre chico se quedó mudo, pero cuando llegó a su casa habló con su padre, un empresario exitoso, y le dijo: papá, siento que las mujeres quieren mucho pero no piden nada porque necesitan poco.
Esa noche antes de dormir, el empresario besó a su esposa como nunca, y al día siguiente inició con una frase similar la reunión con su equipo de marketing: tarde o temprano, las personas empiezan a cambiar las cosas necesarias por las que quieren de verdad.
Así pasaron dos meses y un popular anuncio de bebidas gaseosas en televisión decía: cortá con las cosas que necesitas; probá las que querés.
En un hogar de ancianos, una mujer de más de ochenta años que justo miraba la caja boba le comentó a su enfermero de veinticinco años: cuanta mentira… uno es más feliz cuando descubre que las cosas que quiere son las mismas que necesita.
Dos noches más tarde, ese mismo enfermero joven de cuerpo tallado, se metió en una habitación de hotel para tener sexo furtivo con la profesora de guión veinte años mayor. Y en un instante de locura le dijo al oído: usted es lo que siempre necesité y lo que siempre quise. Ya no busco más nada en la vida.
La profesora de guión se estremeció, y pensó, o sintió, que nunca había escuchado a nadie decir algo tan hermoso, original y cierto.